Esta página utiliza cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si acepta o continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí.

Martes 16 Abril 2024

Cualquier investigador que haya asistido a uno de los 15 congresos de la Asociación de Historiadores de la Comunicación, sabía quién era el catedrático Jesús Timoteo Álvarez Fernández. Porque no faltó a ninguno de ellos. Y porque, para quienes sólo habían leído los excelentes manuales de Timoteo (y lo citaban, o citan todavía hoy, por el segundo nombre propio Timoteo en vez del primer apellido, Álvarez, fallo que él no corregía), en seguida se hacía ver y notar. Sí, era aquel profesor robusto, cordial, ingenioso, simpático, locuaz, afectuoso y con sentido del humor, cuya tesis Restauración y prensa de masas (1979) y sus libros posteriores nos han marcado a tantos y tantas PDI iberoamericanos. Recordemos: Del viejo orden informativo e Historia y modelos de comunicación en el siglo XX. Dos volúmenes que son –desde la óptica de la teoría de los sistemas- una síntesis de la evolución histórica de la comunicación social, desde la antigüedad a la sociedad postindustrial y que, en 2005, la completó con un tercer libro, correspondiente a la era digital, titulado: Gestión del poder diluido. La construcción de la sociedad mediática 1989-2004.

Hoy o mañana, Jesús también estaría aquí entre nosotros, si no fuera porque falleció el pasado 14 de diciembre de 2018. La cirugía cardiaca le gastó una jugarreta fatal, cuando todavía tenía mucha energía y unas enormes ganas de seguir disfrutando de su vida personal y profesional. Cuando aún le sobraba buen conocimiento y larga experiencia que aportarnos, además de regalarnos su entusiasmo y su provocación a caballo entre el pícaro castellano y la sagacidad romana. Podía tener algún gesto un poco rudo como buen jugador de béisbol (su deporte favorito), pero no era bruto, dado que además de sabio, culto e inteligente, era rápido, abierto, decidido, intuitivo, directo e incluso tierno.

Y muy fraternal, especialmente con los amigos. Hoy ni mañana no podremos abrazarlo, ni tampoco aguantarle un fuerte apretón de manos, siempre con aquella sonrisa fresca y los ojos chispeantes. Ni bromear con él, o escucharle su última ingeniosa ocurrencia comunicativa: primero fue la “historia prospectiva” o “historia de futuro” (Jesús, qué dices!!!). Y, mucho después, de nuevo regreso al futuro de un historiador –para asombro y fascinación de sus alumnos- a través de la “neurocomunicación social”. El concepto "neurocomunicación" lo propusieron Jesús y otros colegas en 2008 en la revista Mediaciones Sociales de la Complutense, con un artículo titulado: "Neurocomunicación: propuesta para una revisión de los fundamentos teóricos de la comunicación y sus aplicaciones industriales y sociales". No, no era ninguna ocurrencia extravagante, sino un inteligente y sugerente proyecto de investigación, fruto de múltiples y variadas lecturas, combinadas con una reflexión teórico-práctica madura. Era uno de sus últimos proyectos que, como otros tantos suyos anteriores, ya había empezado a dar sus frutos... en todos los sentidos. Por ejemplo, en el siguiente con un título transparente: “Valoración y Monetización de Activos Intangibles con financiación privada”. Hoy tampoco, ni siquiera los más maliciosos e impertinentes se atreverán a ironizar sobre alguna de sus asesorías chocantes, destapadas para la ocasión por ... ¿la “prensa canallesca”? (o de referencia dominante).

Sus compañeros-amigos lo aceptábamos tal como era, aunque a veces discrepáramos sin disimulos. Como él también lo hacía, sin apenas reproches y generosamente con nosotros, a veces con un paternalismo socarrón. En mi caso, cómo no agradecerle que fuera presidente de mi tribunal de tesis y, 12 años después, lo mismo de mi cátedra. También fue el quien me convenció y propuso ser el segundo presidente de la AHC, todo un honor y una gran satisfacción, precisamente cuando nuestro buque insignia parecía languidecer. ¿Encargo algo envenenado? No, en absoluto, una muestra de confianza y una prueba de su pragmatismo garantista. Del mismo modo que yo hice otro tanto –pero sin ningún riesgo, cuando la Asociación ya estaba consolidada- con Juan Antonio García Galindo y con Francesc Andreu Martínez Gallego, cuarto y quinto presidentes, respectivamente, de la AHC para asegurar la buena continuidad de nuestra imprescindible sociedad científica. Probablemente, el actual presidente Jaume Guillamet, cuando corresponda, hará algo parecido ... pero esta vez –¡por favor!- proponiendo elegir a una mujer, que ya va siendo hora después 27 años de la AsHisCom y 9 presidentes varones. ¡Vaya, ni que fuéramos el PRI mexicano!

Por tanto, de nuevo, muchas gracias Jesús en nombre de todos y todas los investigadores que creemos –como tu decías- que nuestra Asociación es “el referente de la especialidad de historia de la comunicación”. No sólo en España. Gracias Jesús por ser su impulsor en 1992, junto a otros compañeros de la UCM: Rosa Cal, JuanJo Fernández, Mª Antonia Paz, Ingrid Schulze y, a media distancia, la condescendencia de Alejandro Pizarroso. Como también gracias por ser pionero del mismo campo científico al liderar el primer Departamento universitario de Historia de la Comunicación Social, o la revista de casi igual nombre de la Complutense, o por respaldar o avalar a los equipos de historiadores específicos de Barcelona y Valencia, así como animar a otros de otras universidades españolas, portuguesas y latinoamericanas. Gracias por haber propulsado la primera gran obra colectiva de la Historia de los medios de comunicación en España con un enfoque moderno e innovador, y en la que muchos de nosotros colaboramos con nuestras mejores investigaciones del momento. Posteriormente, Jesús Timoteo sería editor de otros libros del ramo: Historia de la prensa hispanoamericana; La nueva identidad de la prensa; o, La prensa económica y financiera (1875-1940). Finalmente, gracias Jesús por plantar cara a otros catedráticos, estos de historia general, cuando... te y nos miraban un poco por encima del hombro, mientras ellos seguían narrando el siglo XX sin prestar suficiente atención al protagonismo de la comunicación social ni a la influencia de los medios en tanto que matrices de las mentalidades.

Aunque los veteranos de la AsHisCom conocemos la trayectoria y obra de Jesús Timoteo Álvarez, permitidme para los más jóvenes algunas pinceladas más de su curriculum. El joven Álvarez Fernández, “alias Timoteo” para algunos “compas”, alumnos y profesores despistados, se formó universitariamente durante una docena de años. Primero se licenció en Ciencias Clásicas, en la Pontificia Università Lateranense de Roma (en 1970); cuatro años más tarde, obtuvo la licenciatura de Historia Contemporánea en la Complutense de Madrid, universidad en la que también se doctoró en 1979; y, para completar su preparación, cursó un postgrado en Desinformación en la Columbia University de Nueva York, en 1981. ¡Qué mejor formación! para quien iba a estudiar, investigar y asesorar en comunicación como él. Así pues, Jesús empezó su carrera discente en la capital del Vaticano y acabó en la capital del Imperio. Con esas credenciales y sus buenos expedientes se comprende que seis años después, en 1987, fuera el primer catedrático de España de nuestra especialidad y que se convirtiera en un comunicólogo de categoría.

Se vislumbraba un futuro brillante, y así fue. Tras trabajar como periodista en la agencia UPI y en RTVE, entre 1972 y 1982, empezó a ejercer como consultor de Comunicación y Marketing. En 1994 fundó la empresa "Consultores QuantumLeap & Partners Comunicación" con sede en Madrid y oficinas en Barcelona, Valencia, Lisboa, Bogotá, Buenos Aires, México y Sao Paulo. Sin dejar nunca de dar clases en la Complutense (desde 1976), además de profesor visitante en Europa y Iberoamérica, en 2005 fundó "ThinkCom: Instituto de Pensamiento Estratégico". Siempre demostró una capacidad de trabajo realmente extraordinaria, dentro y fuera de los campus universitarios. Además de ser IP de diferentes proyectos de I+D+i y de diversos contratos, dirigió dos docenas de tesis doctorales y publicó dos docenas de obras, individuales o colectivas, y escribió bastantes artículos. Aún le quedó tiempo para cofundar tres sociedades académico-profesionales, además de la nuestra: la Asociación de Investigadores en Comunicación (1979), que años después desapareció, la Asociación de Directores de Comunicación (DIRCOM: 1987) y la Asociación Española de Investigación de la Comunicación (AE-IC: 2007), de la que fue director de la Sección “Estrategias y Gestión de la Comunicación”. Fuera de la universidad y en su condición de experto de reconocido prestigio en Gestión de la Comunicación, Comunicación Organizacional y Marketing Político, Jesús Timoteo Álvarez trabajó –durante tres décadas- para grandes corporaciones globales (Coca-Cola, British Petroleum, Electricitè de France, Banco Santander, Herbalife, Enel, etc.) y locales en Europa (Indesit y Gaz de France) y en España (Xacobeo, Ciudad de las Artes de Valencia, Terra Mítica, Presidencia del Gobierno de España, Turismo Nacional, Gobiernos de Valencia, Galicia, Madrid y de algún que otro país extranjero).

Pese a su larga formación como agustino, de ermitaño tenía poco, salvo un cierto toque rural como ilustre leonés. Tampoco era un hedonista, aunque gustaba de una vida buena y bastante sana, ganada exclusivamente con su esfuerzo y talento. De todos modos, si no hubiera sido por su práctica contemplativa en los colegios agustinos de España y de Roma, de la que aprendió a ser un observador curioso y algo soñador, tal vez no hubiera visionado tan lúcidamente el futuro del pasado comunicativo, a través de la Historia de la Comunicación, ni el futuro algo fantasioso de nuestra disciplina científica mediante lo que denominaba Neurocomunicación.

Sin ánimo de incomodar a nadie, osaría decir que Jesús aplicó la Regla de San Agustín en su Departamento de la Complutense y en nuestra Asociación. Parafraseando al padre fundador de la Orden me atrevería a adaptar aquellas sabias palabras en boca de nuestro precursor: “Os habéis reunido [en este Departamento y en esta Asociación] para vivir en la casa unánimes [os guste o no, pues así es la institución] y tener una sola alma [la de PDI de Comunicación] y un solo corazón orientado [los unos] hacia Dios” [fin de la cita]... y los otros y las otras orientados ... [hacia Marx (cualquiera de ellos), hacia Simone Beauvoir, hacia el Capital, hacia la Cátedra o hacia donde queráis y podáis con permiso de ANECA].

En fin y para concluir, volvamos a la Academia, santa o laica. Nuestra especialidad y nuestra Asociación hemos perdido a un muy buen profesor, original investigador y profesional excepcional. Y hemos perdido a una persona compleja, peculiar y entrañable. Pues Jesús Timoteo –como nos recordó al jubilarse en la cena de nuestro anterior congreso en Oporto- era una persona franca, emprendedora, lista, segura de sí misma y convencida de sus ideas. Para mí y para otros muchos y muchas PDI, era un buen amigo al que sin duda ya echamos de menos por ser como era, por lo que aportó a la especialidad y porque creyó en ella y la defendió como nadie. Jesús, muchas gracias por todo, y estés donde estés... asesórales que seguro que lo necesitan como nuestros políticos e incluso nuestra Universidad.

Muchas gracias.

Josep Lluis Gómez Mompart
Catedrático de Periodismo en la Universidad de Valencia y 2º Presidente de la Asociación de Historiadores de la Comunicación
Acto de inauguración del XVI Congreso Internacional de la Asociación de Historiadores de la Comunicación
Santiago de Compostela, 26 de septiembre de 2019